Rodar mundo con un globo terráqueo ha sido una práctica artística donde debatir conmigo mismo la articulación del proceso de realización, investigación, reflexión, análisis, estrategia e incluso intereses a corto o largo término de un proyecto fotográfico. Una área de debate activo entre el globo terráqueo y diferentes enclaves que se encuentran conviviendo en una convergencia espacial- temporal determinada.
Las horas de reflexión sobre de que manera debía afrontar el proyecto me llevaron a la conclusión de que quería que el azar formase parte de él, siendo éste un elemento preeminente. Esta decisión me condujo a asignar al proyecto tan sólo cinco globos terráqueos. Cuando muriera el último, yo concluiría el proyecto.
Si la primera pauta que me dí para la construcción del proyecto fue el azar, la segunda fue el viaje tomando como punto de partida el pueblecito, de la Catalunya interior donde vivía con Teresa, mi compañera de vida, cómplice de aventuras e imprescindible en éste como en todos mis proyectos, viajamos durante cinco años con un globo terráqueo instalado en el asiento trasero del coche. Y cuando digo viajar me refiero desde ir a comprar el pan al pueblo del lado o ir a Bilbao para volver a ver el Puppy, la escultura realizada por Jeff Koons.
El análisis del proyecto en su global para adaptarlo del formato online al de libro me ha permitido observar que los objetivos marcados en el momento de su creación y motivo de su realización han sido alcanzados de largo y eso me alienta a aventurarme en iniciar de nuevos.
Resumen del texto de presentación Viaje con un globo terráqueo de Josep Bou, editado en 2022